sábado, 14 de marzo de 2015

Paseo al Alcázar

 
Cualquier rincón sevillano en primavera es especial y si ese espacio urbano lo envolvemos con elementos artísticos e históricos, es algo simplemente extraordinario. En nuestra ciudad poseemos innumerables sitios donde se dan esas circunstancias, pero por cercanía permítanme que les hable hoy de nuestro Alcázar.

El tránsito por sus palacios nos causa sin duda, un inigualable enriquecimiento y a su vez nos transporta a mil y un acontecimientos que en el transcurso de la historia se han producido, mientras que el paseo por sus jardines nos ofrece un suave deleite en lugares de reposo y meditación.

Siendo gratuita la entrada para los sevillanos o residentes en la ciudad, es una muestra más de la voluntad alcazareña de integrarse en la cotidiana vida de los sevillanos y así ofrecer las numerosísimas posibilidades que la milenaria historia allí condensada permite. Apreciaciones artísticas, arquitectónicas o botánicas, entre otras muchas, son fácilmente percibidas al pasear por sus palacios y jardines.

Jardines hispanomusulmanes como el de Alcubilla, Danza (donde la naturaleza superó la fantasía), Troya, Galeras, Flores, etc.. Jardines renacentistas como el de las Damas, cuya geometría evoca la boda imperial. Naturaleza urbanizada sin bordes definidos, donde no hay calles sino sendas, nos presenta el jardín inglés. Ordenada cuadrícula con atributos arquitectónicos se reúnen en el jardín del Marqués de la Vega-Inclán o profundidad y soledad la que nos muestra el jardín de los Poetas, hoy coloreados con modernas rosaledas. En síntesis, jardines sevillanos en un palacio real para el disfrute colectivo y sereno en cualquier época del año.

Placeres visuales, aromáticos o sonoros son los que nos proporcionan esos jardines palaciegos con más de medio centenar de fuentes y estanques, que con el rebose del agua nos ofrece uno de los tres sonidos más agradable para el oído del hombre, según un antiguo dicho popular: "La voz de la mujer amada, el tintineo del oro y la caída del agua".

Paseando por tanto, por el monumental recinto son muchas, muchas las ocasiones donde nuestro Alcázar, como sucede con Sevilla, se nos explica solo... eso sí, para quien lo quiera entender.

José María Cabeza Méndez

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