viernes, 2 de octubre de 2015

Consideraciones sobre arte. José María Cabeza Méndez





Comencemos por recordar que los orígenes de cualquier actividad artística se han de  considerar consustancial con las primeras formas de vida organizada. De hecho, las ciudades sólo hubiesen sido lugares de habitación y trabajo si el arte no les hubiera dado una propia personalidad haciendo presentes y visibles sus tradiciones.

La historia de ninguna época y cultura sería completa sin referirse a su arte que como la ciencia constituye un componente, además de primordial, necesario. Las relaciones entre las ciudades, regiones, estados o continentes no habrían sido tan frecuentes, recíprocas y fecundas si el arte no hubiera actuado como un poderoso factor de intercambio y comunicación, ya que mientras las políticas o las religiones pueden separar, el arte y la cultura, más en general, une. 

El arte de todos los tiempos y lugares está relacionado con el nexo orgánico de imaginación y percepción. Los artistas de todas las culturas han dado formas visibles a cosas invisibles, como los símbolos o significados simbólicos. Así la experiencia visual está en relación directa con la facultad de la imaginación. Toda una vertiente de la historia de la civilización ha sido construida por la imaginación y no contradice, sino coincide, con toda aquella elaborada por el pensamiento racional y por la investigación científica. La obra de arte visual comunica algo que no se puede transmitir con palabras. El arte visible es comunicación por imágenes, como la poesía lo es por palabras y la música por sonidos.

Entre las actividades humanas, el arte puede ser aquella que expresa e intencionalmente produce o instaura objetos singulares cuya existencia es su único fin. Con el arte cristiano por ejemplo, además se advierte el predominio de la tendencia hacia el simbolismo trascendente, opuesto al naturalismo pagano.

Asimismo se ha de tener muy presente que en realidad el arte es un producto del trabajo humano. Por ello los artistas han sido siempre los intérpretes y los exponentes de una colectividad y si su obra se destinaba a los pocos que ostentaban los poderes, estos eran considerados como delegados de un dominio superior, lo que evidencia que el arte ha sido también la unión entre la esfera del poder  y la del trabajo. A través del arte pues, el mundo del trabajo participa, de algún modo, en el poder.

El arte también debe ser comprendido teniendo presente las circunstancias del periodo que es desarrollado, sus ideas y estilos de vida. Es, cómo no, un medio directo para comunicarnos con épocas pasadas, aunque reconozcamos que en toda creación individual hay siempre un elemento de misterio.

Los artistas son personas que responden a su entorno y dejan constancia de su reacción con su propia "escritura", aunque también pueden hacer de su imaginación algo tangible y visible. La colectividad comparte con los artistas la realidad cotidiana por ello puede sentirse identificada con las manifestaciones artísticas, aunque las creaciones sean exclusivamente personales.

Con el arte se expresan condiciones que se presentan en los seres y en la naturaleza, por tanto se está manifestando determinadas aptitudes o situaciones, lo que permite que se muestre claramente la  identidad de un lugar en una época determinada.   

Por último y para finalizar este breve artículo, recordar que la clase de valor que se produce por el arte es conocido como "estético", que sin excluir ni contradecir las condiciones materiales o utilitarias, si lo sitúa en un plano puramente ideal como un evidente producto de cultura.
Queden por tanto, expuestas estas consideraciones genéricas con una voluntaria intencionalidad:  La comprensión de las obras de arte forma parte de la compresión de nosotros mismos.                                                             

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