Comencemos por recordar que los orígenes de
cualquier actividad artística se han de considerar
consustancial con las primeras formas de vida organizada. De hecho, las
ciudades sólo hubiesen sido lugares de habitación y trabajo si el arte no les
hubiera dado una propia personalidad haciendo presentes y visibles sus
tradiciones.
La
historia de ninguna época y cultura sería completa sin referirse a su arte que
como la ciencia constituye un componente, además de primordial, necesario. Las
relaciones entre las ciudades, regiones, estados o continentes no habrían sido
tan frecuentes, recíprocas y fecundas si el arte no hubiera actuado como un
poderoso factor de intercambio y comunicación, ya que mientras las políticas o
las religiones pueden separar, el arte y la cultura, más en general, une.
El
arte de todos los tiempos y lugares está relacionado con el nexo orgánico de
imaginación y percepción. Los artistas de todas las culturas han dado formas
visibles a cosas invisibles, como los símbolos o significados simbólicos. Así
la experiencia visual está en relación directa con la facultad de la
imaginación. Toda una vertiente de la historia de la civilización ha sido
construida por la imaginación y no contradice, sino coincide, con toda aquella
elaborada por el pensamiento racional y por la investigación científica. La
obra de arte visual comunica algo que no se puede transmitir con palabras. El
arte visible es comunicación por imágenes, como la poesía lo es por palabras y
la música por sonidos.
Entre
las actividades humanas, el arte puede ser aquella que expresa e
intencionalmente produce o instaura objetos singulares cuya existencia es su
único fin. Con el arte cristiano por ejemplo, además se advierte el predominio
de la tendencia hacia el simbolismo trascendente, opuesto al naturalismo
pagano.
Asimismo
se ha de tener muy presente que en realidad el arte es un producto del trabajo
humano. Por ello los artistas han sido siempre los intérpretes y los exponentes
de una colectividad y si su obra se destinaba a los pocos que ostentaban los
poderes, estos eran considerados como delegados de un dominio superior, lo que
evidencia que el arte ha sido también la unión entre la esfera del poder y la del trabajo. A través del arte pues, el
mundo del trabajo participa, de algún modo, en el poder.
El
arte también debe ser comprendido teniendo presente las circunstancias del
periodo que es desarrollado, sus ideas y estilos de vida. Es, cómo no, un medio
directo para comunicarnos con épocas pasadas, aunque reconozcamos que en toda
creación individual hay siempre un elemento de misterio.
Los
artistas son personas que responden a su entorno y dejan constancia de su
reacción con su propia "escritura", aunque también pueden hacer de su
imaginación algo tangible y visible. La colectividad comparte con los artistas
la realidad cotidiana por ello puede sentirse identificada con las
manifestaciones artísticas, aunque las creaciones sean exclusivamente
personales.
Con
el arte se expresan condiciones que se presentan en los seres y en la
naturaleza, por tanto se está manifestando determinadas aptitudes o situaciones,
lo que permite que se muestre claramente la
identidad de un lugar en una época determinada.
Por
último y para finalizar este breve artículo, recordar que la clase de valor que
se produce por el arte es conocido como "estético", que sin excluir
ni contradecir las condiciones materiales o utilitarias, si lo sitúa en un
plano puramente ideal como un evidente producto de cultura.
Queden por tanto,
expuestas estas consideraciones genéricas con una voluntaria intencionalidad: La comprensión de las obras de arte forma parte de la compresión
de nosotros mismos.
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