Dedicado a todos aquellos que
cruzaron la laguna Estigia
pero que siguen latiendo
en nosotros al nombrarlos.
“Cuántos
fuegos cedidos
encenderían
el ocaso.”
Francisco Basallote
Declina el silencio como la
tarde
crujen las ramas del ocaso,
se tejen murmullos en la
espesura.
Hay sombras superpuestas sobre
el agua,
a estas horas opacas y sin
rostro,
abanican el aire las lechuzas
en su vuelo nocturno.
La copa de la noche
rebosa sensaciones,
si el velo del misterio
cae en las manos de un ciego
sabrá resolver sus enigmas,
seguramente, desde el tacto.
Con el fuego prestado
encendería
antorchas en un círculo,
en su centro los nombres que me
habitan,
la luz de la memoria entre sus
ascuas.
María
José Collado
Con la belleza y profundidad que acostumbras. Un placer leerte.
ResponderEliminarMuchas gracias, Antonia. Un abrazo.
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