sábado, 9 de agosto de 2014

Una historia vivida. Ángel Vela



La herida mortal que se le infringe al río sevillano, al famoso Guadalquivir de oro del negocio de las nuevas tierras americanas, va a marcar  decisivamente las señas de identidad de la ciudad. Y aquella Triana capaz de competir incluso con la potencia que tenía enfrente, marinera en su esencia, devota fiel del caudal que lo mismo la acariciaba que la azotaba cuando vertía en ella la sobrecarga que traía sobre sus lomos; aquel arrabal de barrios entregado a mil faenas desde su orilla o en el mismo seno fluvial, que enseñaba el arte de la navegación, que parió para el mar a grandes navegantes y al marinero con mejor vista del mundo… cayó en picado. Muerto el río se esfumó su vocación marinera para siempre.

La fuerza de la tradición evitó el desánimo y los trianeros tomaron a la dársena que quedó como una avenida para jugar en ella y para imaginar en su lámina calma, con un lustre también en decadencia, el esplendor del pasado. Y hasta podía olvidarse de que el río ya no lo era a pesar de que la herida abierta estaba ahí mismo, a escasa distancia del puente. Y en ese estado se celebran cada julio los festejos de la Velá de Santa Ana como si nada hubiera ocurrido.

Los pescadores lanzaban sus anzuelos con la misma afición; el pescado en adobo mantenía sus fieles en las tabernas de la punta del viejo Puerto Camaronero; los muchachos continuaban lanzándose al agua volando sin rozar las barandillas del puente y seguían bañándose desde el primer ataque solar sin temores higiénicos y, desde el primer día del programa, la cucaña extendía su palo ensebado sobre el que la costumbre trataba de mantener el equilibrio y llegar al premio de la ilusión. Y todo ello con idénticas competiciones de remo, de nado o de carreras a brazo partido detrás de un pato salvaje de la Isla o de un cerdo tan terco como resbaladizo. La fiesta más antigua de Sevilla se resistía a perder su atractivo de siglos, más aún en las manos de la última generación de trianeros en estado puro.

Introducción a su libro Triana y su Velá en los tiempos modernos Guadalturia Ediciones

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